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Estar de pie en el trabajo:
prevenir lesiones empieza por reconocer los riesgos más cotidianos

Escena de limpieza de pisos

En muchos puestos de trabajo, permanecer de pie durante horas forma parte de la rutina diaria. Sin embargo, esta exigencia puede generar trastornos musculoesqueléticos y circulatorios si no se toman las medidas adecuadas.

👉 Algunas patologías frecuentes son:

 

⇢ Insuficiencia venosa crónica y várices: al estar de pie, la sangre tiende a acumularse en las piernas, lo que dificulta el retorno venoso. Esto genera dilatación de venas, pesadez, edema (hinchazón) y aparición de várices visibles que, con el tiempo, puede derivar en úlceras venosas o trombosis superficial.

⇢ Trombosis venosa profunda: la falta de movimiento prolongado puede favorecer la formación de coágulos en las venas profundas de las piernas. El riesgo aumenta con más de 6 horas diarias continuas de estar de pie, especialmente si hay factores de riesgo como obesidad, sedentarismo, antecedentes familiares o tabaquismo.

⇢ Edemas y retención de líquidos: comienzan a aparecer tras 2-4 horas de pie sin pausas y se manifiestan como hinchazón en pies y tobillos, sensación de calor o “piernas cansadas”.

⇢ Dolores musculares y articulares: el mantenimiento de la postura erecta genera sobrecarga en espalda baja, rodillas y pies; y esto, a largo plazo, puede causar lumbalgias, tendinitis o fascitis plantar.

Problemas circulatorios y articulares en el pie: usar calzado inadecuado o estar de pie mucho tiempo sobre suelos duros, puede desencadenar deformidades (juanetes, metatarsalgias) o dolor crónico plantar.

Fatiga crónica y disminución del rendimiento laboral: la circulación deficiente y el esfuerzo postural sostenido generan cansancio generalizado, dificultad para concentrarse y menor productividad en el trabajo.

Desde CEMELAR, recomendamos las siguientes acciones preventivas para disminuir este factor de riesgo laboral y prevenir problemáticas crónicas en la salud de los trabajadores:

1. Alternar posturas: combinar momentos de pie con pausas breves para sentarse o moverse. Siempre que sea posible, cambiar de posición cada 30-60 minutos.

2. Realizar movimientos activos: flexionar y extender los tobillos y rodillas varias veces por hora; y realizar pequeños pasos en el lugar o elevar los talones para activar la bomba muscular.

3. Usar calzado adecuado: Procurar que el calzado tenga suela acolchada, base ancha y tacón de 2-4 cm; evitando tacos altos o calzado totalmente plano.

4. Colocar alfombras antifatiga o superficies blandas: este tipo de recursos permiten reducir la presión en pies y articulaciones.

🩺 En CEMELAR trabajamos junto a las empresas de la región para prevenir estas patologías y promover el bienestar en el mundo laboral.

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